Estos hallazgos se realizaron gracias a los datos arrojados por el telescopio espacial TESS, a un año del inicio de su funcionamiento. El paper que los reporta fue publicado hoy en Nature Astronomy, con la coautoría de la astrónoma del CATA y de la Universidad Andrés Bello, Bárbara Rojas Ayala.
La ciencia exoplanetaria apunta a encontrar planetas pequeños, con temperaturas que permitan el agua líquida en su superficie y que se encuentren lo suficientemente cercanos a nuestro sistema solar para poder caracterizarlos y estudiarlos en detalle. Los exoplanetas que transitan delante de una estrella son ideales para este fin, ya que a través de las observaciones es posible obtener sus tamaños, órbitas, composiciones/densidad, atmósferas y formación. En esta línea, las estrellas “enanas rojas” favorecen la detección de estos exoplanetas.
Con datos del telescopio espacial Transiting Exoplanet Survey Satellite (TESS), lanzado en abril de 2018 en sustitución del Kepler, fue posible el reciente hallazgo de tres planetas pequeños orbitando una de las enanas rojas anfitrionas más brillantes y más cercanas al sistema solar (TOI-270). Dada la cercanía del sistema y lo brillante de la estrella, podrá ser caracterizado en detalle en los próximos años.
La estrella TOI-270 es transitada por una supertierra (1.247 veces el radio de la Tierra R⊕) y dos sub-neptunos (con radios de 2.42 R⊕ y 2.13 R⊕), los cuales tienen períodos orbitales de 3.36, 5.66 y 11.38 días respectivamente. Se encuentran dentro de los exoplanetas cercanos más pequeños conocidos
TOI-270 es un sistema importante para futuros estudios, debido a que sus planetas están casi en resonancia –es decir, con sus órbitas sincronizadas-, lo que permite detectar variaciones de tiempo de tránsito que a su vez permiten la medición precisa de sus masas y de estudios dinámicos. Por otro lado, su luminosidad da lugar a estudios de velocidad radial o doppler para obtener medidas independientes de masa. Asimismo, sus subneptunos son ideales para su caracterización atmosférica vía espectroscopía de transmisión.
En definitiva, se trata de una estrella de baja actividad que permitirá la búsqueda de planetas en su zona habitable. “Este sistema es ideal para estudios complementarios y una caracterización detallada que nos permitirá entender los sistemas planetarios alrededor de estrellas muy pequeñas y sus procesos de formación”, dice la Dra. Bárbara Rojas, investigadora del Departamento de Ciencias Físicas de la U. Andrés Bello y coautora de esta publicación.
Las enanas rojas y el descubrimiento de posibles «Tierras»
La enanas rojas son estrellas frías, de luminosidad débil, tamaño pequeño (a escalas astronómicas) e invisibles a nuestros ojos en el cielo nocturno. Componen el 70% de las estrellas de la Vía Láctea; abundancia que las convierte en un muy buen blanco para la búsqueda de exoplanetas similares a la Tierra: planetas pequeños, rocosos, y que presenten posibilidad de albergar agua líquida.
Al ser de menor tamaño, resulta más fácil localizar planetas en su órbita. Se estima que un 40% de las enanas rojas posee una “Supertierra” en su zona habitable, es decir, aquella región alrededor de la estrella que reúne las condiciones para acoger vida.
Las estrellas vecinas a nuestro Sol son enanas rojas, lo cual constituye una de las mayores ventajas de la búsqueda de exoplanetas en torno a ellas; de hecho, poseen los planetas más interesantes encontrados hasta ahora. Por otra parte, las enanas rojas tienen una evolución tan lenta que se las considera “eternas”, lo cual favorece la probabilidad de la generación de vida en ellas.