Cuando aún seguimos viendo las impresionantes postales del cometa C/2023 A3 (Tsuchinshan-ATLAS) captadas por los aficionados a la astronomía, en los próximos días aparecerá otro viajero estelar que podría cautivarnos aún más.
Si bien el avance del estudio del Universo ha tenido un progreso exponencial en las últimas décadas, aún hay aspectos que son difíciles de determinar con demasiada anticipación y uno de ellos es la visita de los cometas al centro de nuestro sistema solar.
Durante las últimas semanas pudimos apreciar muchas bellas fotografías del C/2023 A3 (Tsuchinshan-ATLAS), que fue denominado popularmente como el “cometa del siglo”. Existían muchas posibilidades de que éste se disolviera al pasar cerca del Sol, pero, afortunadamente, ello no ocurrió y nos ha permitido verlo sobre el horizonte con su cola.
Ahora, tendremos la visita de un nuevo cometa, el C/2024 S1 (ATLAS), que fue descubierto el 27 de septiembre pasado, por el Atlas Survey, en Hawai, y que tiene el potencial de escenificar un acontecimiento único en nuestros cielos.
“Es un cometa helio rasante, es decir, pasa muy cerca del Sol. Apenas a 1.7 radios solares del Sol (medido desde el centro de nuestra estrella), unos 1,2 millones de kilómetros. Esto es unas 38 veces más cerca que Mercurio. Es un tipo de cometa que puede desintegrarse debido a su proximidad al Sol y pareciera que está en ese proceso. Hay que continuar observándolo los próximos días. No obstante, si sobrevive, podría ser muy brillante, aunque por pocos días, ya que se aproxima y aleja del Sol a gran velocidad. Es imposible saber exactamente qué pasará, así que hay que seguirlo, para ver cómo se comporta y ver si sobrevive”, explica José Utreras, encardo de Contenido de Divulgación del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA).
El nuevo cometa pertenece a la familia de los Sungrazers de Kreutz, nacidos de la fragmentación de un cometa progenitor, ocurrida hace aproximadamente un milenio.
Muchos de los llamados grandes cometas del pasado pertenecen a esta familia, como el legendario C/1965 S1 Ikeya-Seky, que alcanzó un brillo de magnitud -11 en 1967 y llegó a ser visible durante el día.
Si sobrevive a su acercamiento al Sol, se vería solo al amanecer. Pero a baja altitud, sobre el horizonte mirando al este, por lo que se recomienda buscar un lugar alto, donde las montañas no lo oculten. Los pronósticos más optimistas apuntan a que brillaría más que Venus y podría verse a simple vista.
“Su mayor acercamiento al Sol será el día 28 de octubre, el día de mayor brillo, aunque imposible de observar directamente al estar junto al Sol. Mientras que el día 24 de octubre tendrá su mayor acercamiento a la Tierra. A diferencia de Tsuchinshan-Atlas la ventana de tiempo para observarlo será corta, justo los días previos y posteriores al 28”, agrega José Utreras del CATA.
La familia del C/2024 S1 (ATLAS), los Sungrazers de Kreutz, está determinada en homenaje a Heinrich Kreutz, un astrónomo alemán que vivió entre 1854 y 1907 y que se dedicó a estudiar algunos cometas que se caracterizan porque su órbita tiene un perihelio tremendamente cercano al Sol.
Estos provienen de la nube de Oort, que es la región más alejada del Sol y allí se encuentra una inmensa cantidad de cometas y otros objetos congelados y pueden pasar muchos siglos para que se acerquen a nuestra estrella.