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«Es como crear instrumental para una sonda que explora un planeta»

Equipo encabezado por el Investigador Asociado del CATA Ricardo Finger recibió el premio “Ramón Salas Edwards”, del Instituto de Ingenieros de Chile, por desarrollar tecnología pionera en el país para los telescopios de ALMA.

En una ceremonia realizada en dependencias del Instituto de Ingenieros de Chile, esta entidad entregó el premio “Ramón Salas Edwards”, que se otorga al o los ingenieros que hayan realizado un trabajo destacado en cuanto a proyectos de investigación aplicada, al desarrollo y/o diseño de un nuevo producto o proceso, o en la materialización de una innovación en el sector productivo.

En esta oportunidad se destacó una investigación de frontera realizada por el equipo que dirigió Ricardo Finger, Investigador Asociado del Centro de Astrofísica y Tecnologías Afines (CATA) y del DAS de la Universidad de Chile.

“El proyecto “Diseño y Construcción del Sistema Óptico Receptor de la Banda 1 del Observatorio ALMA” constituye un hito de la ingeniería nacional, pues fue la primera vez que una institución chilena participó en el diseño y construcción de un instrumento para un gran observatorio como los que operan hoy en el norte. Es un honor para mí decir que el trabajo es un orgullo para el país. Chile se considera la capital del mundo en astronomía y la ingeniería y la tecnología chilena están entrando fuertemente para incorporarse en este desarrollo. Debemos dar las gracias a los ingenieros Ricardo Finger, Leonardo Bronfman, Nicolás Reyes, Patricio Mena, Valeria Tapia, Pablo Zorzi, Claudio Jarufe y José Pizarro por el trabajo de tanto tiempo, tantos años, que permitió que nuestra ingeniería esté presente en estos desarrollos de primer orden a nivel mundial”, destacó Miguel Ropert, director del Instituto Ingenieros de Chile al presentar a los ganadores del premio.

Proceso largo

El proyecto ALMA 1 se llevó a cabo entre 2008 y 2020 y se caracteriza por estar enfocado en frecuencias más bajas, lo que permite observar el universo más frío, como nubes moleculares, gas y polvo a bajas temperaturas, así como moléculas complejas que emiten en longitudes de onda más bajas. Esto posibilita estudiar las etapas iniciales de formación estelar y planetaria, así como procesos químicos complejos. El diseño y desarrollo de estos componentes tecnológicos ya forman parte de cada una de las 66 antenas del observatorio ALMA.

“El principal punto a destacar es que abrimos la puerta, y esperamos que otros equipos nos sigan, para demostrar que en Chile podemos hacer ingeniería del más alto nivel. Esto es equivalente a poner un instrumento en la Estación Espacial Internacional o construir una sonda que explore un planeta. Ese es el nivel de dedicación, de cuidado y de exigencia técnica que tiene poner un instrumento en un lugar como ALMA. Entonces yo creo que más allá de los aspectos técnicos específicos, es un logro simbólico para la ingeniería nacional y eso nos hace muy felices”, señaló Ricardo Finger al recibir este premio.

En este proceso, el CATA cumplió un factor fundamental, ya que coincide con la primera etapa del fondo basal que permitió su nacimiento.

“Realizar este tipo de investigación es muy complejo y requiere de instituciones que puedan apostar a largo plazo, porque uno de los problemas que tenemos en Chile es que los fondos, en su mayoría, son de muy corto plazo. Hay fondos que son de un año y en ese tiempo es muy poco lo que se puede hacer. Entonces, esto también es una forma de demostrar que apostar al largo plazo tiene frutos y que tenemos que seguir haciéndolo. En este caso el CATA fue el soporte para alcanzar este gran logro, sin el CATA esto hubiese sido imposible, porque no existe otro fondo que pudiéramos haber obtenido nosotros directamente como laboratorio, que hubiese podido financiar un esfuerzo de esta magnitud”, agregó Ricardo Finger.

Una visión similar tiene Leonardo Bronfman, también miembro del CATA y del DAS.

“En general para lograr que una investigación de largo plazo sea exitosa se necesitan tres aspectos vinculantes. Primero tener un proyecto interesante a nivel internacional; segundo tener la gente y, afortunadamente, contamos en Chile con ingenieros de primer nivel, y tercero son los fondos. Por mucho que tengas los dos primeros aspectos cubiertos, sin fondos no lo puedes hacer. En ese sentido, el CATA ha demostrado en el tiempo la importancia de su rol para poder lograr que la investigación del más alto nivel llegue a buen término”.

El equipo ya está trabajando en una segunda etapa, con la construcción de los lentes de la Banda 2 (un nuevo receptor de ultra-alto ancho de banda), que es la última que queda por ser instalada. Se ha completado un prototipo, que ya está en pruebas, y permitiría instalar 80 lentes para todas las antenas de ALMA en dicho espectro.